GABRIEL BORIC

GABRIEL BORIC

6 months 1 week ago
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Independientemente del partido o la filosofía política a la que pertenezcamos, es penoso observar el declive en la aprobación popular del actual presidente de Chile, el joven Gabriel Boric, que ronda en algunos surveys el 25%, muy diferente al 56% que obtuvo cuando fue elegido en Marzo del 2022, con sólo 37 años, el más joven en toda la historia de su país.

Aunque izquierdista desde joven, habiendo sido dirigente como estudiante de derecho y presidente de la Federación de Estudiantes Chilenos  –aunque nunca pasó el examen final-, fue también un factor importante en las protestas del 2011, convirtiéndose posteriormente en diputado desdel el 2014 hasta el 2022, año en que fue elegido presidente de la nación austral. Anteriormente fundó o perteneció a varios partidos de tendencias sociales y reivindicativas.

No obstante su izquierdismo, es interesante destacar que, para devenir presidente de la Federación de Estudiantes Chilenos tuvo que vencer a Camila Vallejo, comunista que detentaba el cargo. Boric fue también importante en la conclusión de los desmanes del 2019, en los que participó en la implementación del acuerdo para realizar un plesbicito que cambiara la constitución vigente.

Aunque parte de la nueva ola de presidentes “socialistas” en Centro y Sur América, este señor no ha sido oveja dócil en repetir el vocabulario que acostumbran sus colegas de Nicaragua, Venezuela y Cuba, principalmente. Ha denunciado tropelías gubernamentales en Nicaragua y Venezuela al menos, que yo recuerde, por lo que no pudiera negarse que esto, entre otras cosas, lo diferencia un poco de sus “congéneres”; entre otras, el respetar, sin ningún indicio de imposición, el rechazo popular al proyecto de nueva constitución que él favorecía.

Actualmente, quizás ante el agónico 25% de aprobación popular que enfrenta, es que Boric, buscando un despertar de sus partidarios más a la izquierda, es que manifiesta en su reciente reunión con el presidente de los Estados Unidos, un apoyo intrínsico a la Cuba comunista, al solicitar la derogación de las sanciones y que sea sacada de la lista de países que apoyan el terrorismo.

Aunque como joven dirigente estudiantil podríase excusarlo en algo por desconocer las reales causas del histórico embargo impuesto a la Isla por el gobierno estadounidense - ocurrido mucho antes de su nacimiento en el año 1986 y cuya causa muchísimos desconocen acá y acullá y que EEUU ha sido incapaz de exponer universalmente de una manera concluyente-, no es comprensible, sin embargo, que ignore, por ser algo comtemporáneo, que Cuba sea catalogada justificadamente como gobierno que apoya causas terroristas por doquier, inclusive allende los océanos.

Independientemente de este desaguizado de Boric, apoyando así abiertamente a la dictadura más antigua del continente y casi universal, es alentador notar que su gobierno no tiene parecido alguno con los Ortegas, con los Chávez-Maduros, ni con los Castro-Diaz-Caneles.

Haría falta que un dirigente como el señor Gabriel Boric sirviera de ejemplo para el resto de las Américas, cuya población mayoritaria desea cambios generacionales en sus guías politicos sin sumos de próceres, de cámbiarlo todo, con afanes corruptos para convertirse en millonarios del día a la noche, creadores de constituciones modificadas al antojo de cada mandatario y cosas similares. Cierto que en lo último mencionado, este presidente, siguiendo su fiolosofía y el clamor de buena parte de la población, apoyó un proyecto izquierdista extremo, pero que fue rechazado. En la actualidad, conocedores del caso estiman que el nuevo proyecto a votarse en diciembre, será también rechazado, esta vez no tanto por los conservadores como por los más liberales a la izquierda.

Veremos qué sucede al final y cómo este joven, aparentemente no extremista, de tendencia más bien social-demócrata, pudiera convertirse en un ejemplo a seguir, a pesar de sus actuales dificultades y pasos en falso.

De todas maneras, se reporta que en su momento, más que ser un abogado, su ilusión y propósito eran el convertirse en un escritor y no tanto en un líder político. Mientras observamos qué decide más adelante, una oración por esa hermana república no vendría mal.
 
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