Ofensiva mediática e institucional sobre totalitarismo de Bukele

Ofensiva mediática e institucional sobre totalitarismo de Bukele

3 weeks 3 days ago - 3 weeks 3 days ago
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Entre tantas noticias de interés de las que hago un seguimiento sistemático, dedico espacio prioritario a las que se producen desde, o sobre, El Salvador donde en los últimos tiempos el protagonismo lo ocupa la presidencia de Nayib Bukele y la guerra de su gobierno contra el grave problema de las pandillas y la violencia imperante durante años en ese país centroamericano. Uno de los episodios marcados por este plan fue la construcción del CECOT, conocido como la Mega Cárcel de Bukele, y la batida ejemplar emprendida contra la plaga que tenía bajo su control a una nación entera a base de crímenes, extorsión, tráfico de personas y droga, así como un terror generalizado que llevó a millones de ciudadanos al exilio. Una situación que ha dado un giro completo con las medidas implantas por Bukele quien recibe duros ataques por parte de instituciones reconocidas de derechos humanos y en incontables titulares de medios informativos de todo tipo. A pesar de reconocer los cambios generados a partir del plan ejecutado por las fuerzas del orden y judiciales salvadoreñas, las criticas se enfocan en aspectos marcados por criterios contradictorios y manipulativos. Este acentuado “interés” y “preocupación” por los derechos de un grupo determinado y “alarmas” encendidas sobre ejercicio autoritario, que algunos llaman dictatorial, del mandatario, cobró relieve notorio a partir del paso que le llevó a la reelección presidencial. Desde entonces las campañas negativas en su contra fueron levantando vuelo llegando al  apogeo en días recientes a pesar de la contundente victoria obtenida por Bukele en las urnas, con una aprobación de más del 80 por ciento de los votantes y con su partido obteniendo una mayoría abrumadora en los asientos parlamentarios. Resultados que ya quisieran obtener muchos presidentes y agrupaciones políticas en tantos sitios donde funciona malamente la democracia representativa, o donde esta se pone cada vez más en entredicho.   

Los resultados de Bukele al frente del gobierno han sido fructíferos en materia de seguridad y logros sociales. Aunque muchos pretendan minimizarlos, y peor obviarlos. El panorama de un país asediado por bandas criminales con el coste de 120 mil vidas, millones de personas impelidas a emigrar o sobrevivir bajo el miedo, paralizados ante la impunidad que gozaban los que cometían el atropello, la inacción de clases políticas que hacían su agosto gracias a la corrupción, cambió en apenas cuatro años gracias a esas medidas señaladas como “represivas y totalitarias”. La situación se ha revertido a un punto en que los salvadoreños han regresado a las calles, a sus negocios y a la normalidad social. Hasta los turistas retornan a una estancia tranquila en un país al que las autoridades norteamericanas pusieron en alerta roja para los que pretendían viajar allí. Las celebraciones de los juegos Centroamericanos y del Caribe o el evento de Miss Universo, son sucesos que destacan el cambio verificado. Si a eso se añade la construcción de obras en beneficio social tales como hospitales o la construcción de una biblioteca moderna a disposición gratuita las 24 horas para sus usuarios, deberían ser motivo para el reconocimiento que rara vez se produce, y cuando ocurre llega acompañado de los peros y los etiquetados de populismo, abusos de poder o el coste de la violencia gubernamental que se impone para que esto sea posible, entre tantos criterios contradictorios magnificados en numerosos titulares noticiosos. Se pueden señalar por decenas. Expongo algunos, publicados desde principios del 2023,  manteniendo más o menos el orden cronológico en el que fueron apareciendo: Cientos de niños hacinados en cárceles del Salvador (nota publicada por Reuter donde aclara que no había confirmación del dato) , Una filtración corrobora “graves violaciones” de DD.HH en el Salvador; Populismo punitivo de Bukele enciende alarmas en la región ; Un año de régimen de excepción en El Salvador: represión y violación de derechos humanos permanentes ; El Salvador diezmó a sus violentas pandillas ¿a qué costo? ; Bukele abandona a los pobres ; Amnistía Internacional advierte por “alarmante” deterioro de los derechos humanos por el régimen de excepción en El Salvador; Amnistía Internacional denuncia la 'represión y regresión' de El Salvador ; El modelo Bukele: represión popular que seduce a otros dirigentes; Guerra contra pandillas en el Salvador deja inocentes en la cárcel: “se llevan a gente trabajadora ”; El temor a la Policía, sustituto al fin de la violencia de las pandillas ; Bukele se ha convertido en un dictador, aunque El salvador lo adore . Son algunos de los más ilustrativos de una campaña mediática inusitada que además de manipular, parece omitir la situación precaria en que se encontraban los salvadoreños y las razones que provocaban esa precariedad. 

Saltan las contradicciones. Se describe a centenares de detenidos como “niños” dejando la impresión de la inocencia violentada de muchos que cometieron crímenes abominables ante los que no vale argüir flexibilidad legal ateniéndose a la condición adolescente de sus autores. Casos terribles se dan en otros sitios. Por estos días precisamente uno de ellos sacudió a Estados Unidos con el adolescente que asesinó a su madre a puñaladas o los hermanos que ultimaron con alevosía y premeditación a su tutora en España. Apenas dos historias que en El Salvador formaban parte del relato cotidiano que tanto alimento amarillista vendió en las páginas de esos mismos periódicos que hoy lamentan la violación de derechos de criminales, secuestradores de niños, traficantes de drogas y extorsionadores profesionales. No obstante, esos informadores preocupados por la deriva autoritaria de Bukele no pueden eludir la otra cara de la realidad que desborda sus propios reportajes. Se aprecia en dos trabajos publicados por Televisión Española. El Salvador de Bukele producido en junio del 2023 por el programa En Portada, describe el panorama de la guerra contra las pandillas librada bajo el actual gobierno. Desde la perspectiva de varios entrevistados se busca establecer un contraste entre el clima opresivo reinante cuando imperaban las bandas delictivas y el que acusan de represivo por las acciones emprendidas para acabar con ese flagelo. A pesar de los criterios vertidos por algunos de los entrevistados destacando la imagen totalitaria del presidente y el abuso de las autoridades, priman las opiniones que reconocen el cambio de vida a mejor, incluso entre los mismos críticos. El otro se produjo hace pocos días a través de uno de los reportajes que llevaba a los televidentes españoles los pormenores de la jornada electoral en El Salvador. Mientras paseaba su micrófono y cámara por una plaza repleta de gente, el reportero José Antonio Guardiola dejaba constancia en sus palabras de una realidad innegable al señalar el detalle de que en tiempos anteriores los bancos de ese parque en el que ahora bullía la vida ciudadana solo estarían ocupados por los pandilleros y ni siquiera él podría andar con descuido por la zona con el riesgo mínimo de que le arrebataran su mochila y los implementos de trabajo. A pesar de que se insertan algunas opiniones para quitar el exceso de tono rosa ambiental, salta a la vista que la mayoría de los entrevistados coincide en señalar en positivo el giro ocurrido bajo la presidencia de Bukele y la puesta en marcha del estado de excepción.

El redescubrimiento de las calles por parte de los salvadoreños, el reencuentro de vecinos que no se podían visitar por estar su zona residencial bajo control y asedio de bandas rivales, el hecho que los niños vuelvan a jugar en las calles o simplemente ir a las escuelas, se refleja en los titulares de agencias extranjeras que ahora también pueden trabajar sin problemas y entrevistar a personas que les manifiestan su satisfacción por la reconquista de su tranquilidad y la paz recuperada. Un ambiente de seguridad que según los mismos medios de prensa es percibido por más del ochenta por ciento de la población y que resultó uno de los puntos clave para que un porcentaje similar votara por la reelección del presidente Bukele, a pesar de las críticas sobre violaciones de derechos humanos, pretensiones dictatoriales y abusos de autoridad. Que una cifra de votantes haya coincidido dentro y fuera de El Salvador en dar su asentimiento a la reelección del presidente debiera ser suficiente para comprender lo que la mayoría expresó en las urnas. Al respecto la expresión recogida por una fuente noticiosa resulta esclarecedora: " A mi hijo me lo han detenido injustamente, pero toda mi familia va a votar por Bukele " “Nos ha pasado esta desgracia, pero la verdad es que el país está mejor nunca”, dice José, “y toda mi familia va a votar por Bukele”. “Yo votaré por Bukele y es que ahora una, cuando sale, se siente libre, tranquila”, agrega Wendy, la pareja de Fredy, sobre la paz recuperada tras años de control, violencia y extorsiones de las pandillas.

Las cifras no soportan comparación. Y claro que puede haberse incurrido en errores. Eso ocurre en cualquier escenario donde se produce enfrentamiento sea por una guerra o conflictos sociales y políticos. Lo saben bien miles de detenidos por terrorismo que nunca han sido juzgados, sin que apenas existan pronunciamientos sobre sus casos, retenidos por décadas en prisiones donde derechos humanos y condiciones humanitarias quedaban fuera de toda verificación. Lo saben también personas de diversos países, condenados de manera errónea por crímenes que no cometieron y por los que pagaron años de cárcel, incluso con su vida. Eso en ambientes democráticos y supuestamente abiertos. Pero los 120 mil muertos y desaparecidos de El Salvador pareciera que no son un número significativo para los que llevan las cuentas de estas detenciones catalogadas de violatorias. Me pregunto dónde quedaron los derechos de aquellos cientos de miles de asesinados, víctimas del terror criminal. Escuece hasta la indignación titulares y artículos de opinión cargados de hipocresía que salen a la luz a tenor de esta situación. Destaca la entrada de El Salvador, por primera vez, en la lista del Consejo Noruego sobre crisis humanitarias más desatendidas publicado por EFE el 1 de junio del 2023, que otorga a esa nación el noveno puesto en el listado. Me pregunto qué puesto le habrán adjudicado antes de esa fecha , si es que tenía alguno, cuando millones de salvadoreños salieron hacia el Norte impelidos por la guerra primero y por el pandillerismo después. 

Saltan esas reseñas de prensa dedicadas a describir la cena de Navidad en el CECOT, comparando la magra ración distribuida a los presos y la diversa que recibieron sus custodios. ¿Se habrá cuestionado el autor del reportaje cuantas cenas navideñas dejaron de celebrar miles de familias enlutadas para toda su vida a causa de quienes ahora al menos pueden comer un plato de comida en esa fecha? De igual manera aquel artículo dedicado a promocionar la actividad de una organización humanitaria que entregó juguetes a los hijos de centenares de encarcelados por el régimen de excepción. “El Movimiento de Víctimas del Régimen (Movir) entregó el sábado juguetes a más de un centenar de hijos de personas detenidas bajo un régimen de excepción en El Salvador y de quienes han denunciado que fueron arrestadas arbitrariamente. No queríamos cerrar este año sin hacer nada para los niños, que son los que más han sufrido. Dos años algunos de no estar con sus papás, la mesa ha estado vacía, porque no ha estado el papá, la mamá o incluso los dos", dijo a EFE Samuel Ramírez, fundador del Movir, citado en el párrafo que describe los motivos de la actividad organizada el 30 de diciembre del 2023. Sobran palabras para el cuestionamiento sobre los niños de los asesinados, que parecería han sufrido menos con la ausencia de sus padres, la mesa vacía o su futuro tronchado por el crimen. 

La pregunta ronda sobre los intereses reales que ha desatado estas campañas. Bukele se lo atribuye al miedo y se preguntaba a que temen los que le critican, ¿Acaso el motivo es solamente su movida para reelegirse, destacada como anticonstitucional? O será la independencia mostrada por un gobierno que se enfrenta a ciertas agendas, injerencias foráneas en sus asuntos o a la corrupción de los políticos de turno, sean de izquierda o derecha, coaligados en oposición anti Bukele y que se presentan como baluartes de la democracia ¿Tal vez por ello describen a Bukele como un clon ultra de Trump y Bolsonaro? ¿Acaso molesta el pragmatismo a la hora de establecer relaciones con China ? ¿O preocupa la amenaza de que el próximo proyecto carcelario estará dedicado a los delincuentes de cuello blanco ? Lo cierto es que Bukele logró ganar las pasadas elecciones a pesar de los intentos por desacreditarle, los cierres inexplicables de los conteos tal vez con la intensión de sembrar dudas buscando lo que dejó en claro el opositor Luis Parada al reclamar que los resultados no fueran reconocidos por la comunidad internacional, algo a lo que al parecer amenazaron con hacer ciertos gobiernos sumidos al yugo globalista. Alguno de ellos por cierto también sintió en algún momento la furia de esos vándalos por los que ahora dicen preocuparse. No es de extrañar que salvadoreños residentes en Fresno , California, hayan votado masivamente en estas elecciones. Las elecciones salvadoreñas ya son historia pero los artículos críticos contra Bukele, acusando a su gobierno de totalitario y violador de derechos humanos, continúa apareciendo en la prensa.

Hace varios años en una tienda de Miami sucedió un hecho que apenas trascendió el marco donde ocurrió. El relato pone de relieve como el terror vivido en una nación situada a miles de kilómetros y separada por numerosas fronteras, afectaba por igual a ciudadanos en esta parte del continente. Un individuo pretendió robar varios artículos, pero una empleada frustró el intento delictivo. El hombre, de rasgos hispanos, salió del sitio y se dirigió a un auto de marca que lo esperaba en el parqueo. Habló con los ocupantes mientras miraba hacia la tienda. Una testigo de lo ocurrido impelió aterrorizada al cierre inmediato del establecimiento y urgió a llamar a las autoridades. Según su experiencia el individuo tenía tatuado en su rostro marcas que acreditaban su pertenencia a las Maras Salvatruchas que ella decía conocer muy bien. Según sus palabras, los signos identificaban a una persona muy peligrosa con varias muertes en su dosier. El auto en cuestión dio varias vueltas alrededor del local, pero al final optaron por retirarse al presentir que su acción ya estaba siendo alertada a la policía. La reacción provocada ante la presencia de miembros de la banda criminal en un punto de la Florida ofrece apenas una idea del influjo terrorífico que despertaba aquella eventualidad y permite imaginar lo que sería una situación parecida en el lugar donde esas pandillas actuaban sin límites ni impedimentos. 
Last edit: 3 weeks 3 days ago by Miguel Saludes.
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