Aceptando agradecidos el super costo de una guerra innecesaria en defensa de valores dudosos

Aceptando agradecidos el super costo de una guerra innecesaria en defensa de valores dudosos

1 year 8 months ago
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El pasado 8 de agosto el secretario de Estado norteamericano Anthony Blinken daba a conocer el envío de un nuevo paquete  de ayuda militar a Ucrania por valor de mil millones de dólares. Según EFE, con esta cantidad Estados Unidos habría destinado 9.800 millones de dólares a Ucrania, de cuyo monto 9.100 millones ya han sido entregados desde el inicio de la guerra, afirma la agencia informativa. A estas sumas se agregan los desembolsos hechos por Bruselas con cifras superiores a los 2 mil millones de un total similar al aportado por Washington, así como otros miles de millones otorgados por la ONU para ayuda alimenticia y humanitaria.  Pero hay mucho más en camino. Un proyecto firmado por el presidente Biden estipula la entrega a Kiev de 40 mil millones antes que finalice septiembre. 

Esta generosa asistencia financiera no puede pasar desapercibida para muchos que sufren ajustes económicos por la inflación desatada a nivel mundial como pandemia no declarada. Las criticas suben de tono cada vez que los cintillos noticiosos exponen estas astronómicas cantidades fluyendo en una sola dirección. Experiencias con anteriores eventos justifican los reclamos ante la desmesura de unas cifras que se expiden a mano abierta en contraste con los recortes aplicados a diestra y siniestra para ellos. Al parecer han sido tantos los reproches que el mismo gobernante de Kiev, beneficiario de estas ayudas, respondió con la soberbia que le distingue a aquellos que ponen atención en los multimillonarios gastos hechos al calor de un conflicto que no tenía que desatarse, pero que detonó auspiciado por complicidades y la falta de una voluntad sincera para evitarlo. En días recientes Volodimir Zelenski emitió unas declaraciones dirigidas de manera particular a los estadounidenses que consideran que el gobierno de su país ha gastado demasiado dinero en ayudar a Ucrania militar y económicamente. El mandatario ucraniano les recordó a los descontentos que ambos países han luchado por "valores comunes".  "La inflación no es nada, el COVID no es nada. Pregunten a las personas que perdieron a sus hijos, su paz, sus propiedades al comienzo de la invasión rusa a gran escala. ¿Quién piensa en las máscaras y en el COVID? ¿Quién piensa en la inflación?". Y añadió: "Estas cosas son secundarias, lo más importante es sobrevivir y preservar tu vida, tu familia y tu país. Estamos haciendo este trabajo, pero Occidente debe ayudarnos. Estamos luchando por valores absolutamente comunes". En otras palabras, como ellos están haciendo la tarea de preservar tus valores no cabe otra actitud que tu agradecimiento ilimitado y sin reparos. 

Sin embargo, para Zelenski todo este dineral además de constituir casi una obligada contribución a su rol como salvaguarda de los principios occidentales, apenas resulta suficiente. Y lo expresa sin titubeos ni tapujos. Invitado especial en la última cumbre de Davos manifestó que su país (léase gobierno) necesita al menos 5 mil millones mensuales y una vez terminado el conflicto unos 750 mil millones que servirían para la reconstrucción de una Ucrania moderna, libre y ejemplo mundial de los valores que abandera Occidente. Un supuesto reforzado en el mismo evento por el criterio de Jorge Soros al referirse a este choque bélico como el enfrentamiento entre dos sistemas de gobierno diametralmente opuestos; el de las sociedades abiertas (Europa y Estados Unidos) y el de las sociedades cerradas (Rusia y China). 

Cabe cuestionarse lo que ofrece ese mundo abierto al que nos llaman a defender Soros y compañía en suelo ucraniano sin que importen gastos ni consecuencias, incluso al precio de una Tercera Guerra Mundial. Que Ucrania sea uno de los principales sitios señalados por el tráfico humano, en particular de mujeres y niños, no es una novedad. En pleno desarrollo del conflicto Huffpost alertaba sobre la situación creada en torno a la oleada de refugiados y el estado de vulnerabilidad a la que quedaban expuestas las mujeres provenientes de ese país en un escenario propicio  a todo tipo de ilegalidades y horrores.  

Otro tema espinoso que evitan los medios es el de las adopciones y los vientres de alquiler, un rubro en el que Ucrania ocupa un puesto destacado a nivel mundial. Del primero nos ofrece una idea La adopción, filme español estrenado en 2015.  La película, nominada a varios premios cinematográficos, toca esta trama desde la experiencia real por la que pasara su directora y coguionista Daniela Fejerman cuando adoptó un niño ucraniano. Curiosamente la mayoría de las reseñas sobre este material evitan nombrar el lugar donde ocurren los hechos, sustituyendo el nombre de la nación por el de “un país del Este de Europa”. Una constante que se mantuvo durante su más reciente reposición en RTVE 1. El grado de corrupción a todos los niveles que se denuncian en la ficción basada en la realidad deja entrever la suciedad de este negocio y quienes se lucran de sus ganancias, desde las agencias dedicadas a la operación, hasta el sistema de justicia que da la ultima palabra de aprobación. 

Peor aún y más oscuro todavía que lo anterior resulta el alquiler de vientres para maternidad subrogada y lo que se deriva de esto. En marzo de del 2022 la página InfoCatólica reveló la situación de cientos de gestantes ucranianas conminadas a abortar ante la imposibilidad de cumplir los contratos de entrega hechos con “compradores” extranjeros. La noticia apenas difundida pone de relieve un asunto que ocupa amplio debate en esta parte del mundo, entre los defensores provida y los que apoyan el aborto como un derecho. Pero en este caso las cosas pasan por los tenebrosos vericuetos del turbio negocio con la vida humana. 

Si se tiene en cuenta el dato expuesto en el artículo que estima un promedio anual superior a los 2000 niños concebidos en esas especies de granjas reproductoras, privadas y estatales, por encargos hechos mayoritariamente desde otros países, se puede tener una idea de la cantidad de inocentes sacrificados ante la eventualidad que ahora dificulta su comercialización. La noticia fue confirmada en una nota del diario The Guardian donde se apunta que las embarazadas instadas a abortar quedan sin derecho a compensación pues el contrato estipula el pago solo tras el nacimiento de un bebé sano. La agencia BioTexCo, con sede en Kiev, se lleva el 25 por ciento de unas ganancias que suponen entre 40 mil a 65 mil euros por niño. Las madres que prestan su cuerpo a este rentable negocio, procedentes de estratos muy desfavorecidos, son contradas por 8 mil a 10 mil euros. Afirma el artículo que rara vez se les paga las cantidades por las que son atraídas, teniendo además que aceptar la extraña cláusula del contrato donde ofrecen su disposición a abortar si se les demanda. Y aquí se abre otra puerta que da paso al siniestro destino de fetos y niños no natos predestinados al comercio que nutre el tráfico de órganos, células madre y material orgánico. 

En una entrevista realizada en el 2018 por Ellen DeGeneres a Sandra Bullock, la actriz aclaró un secreto de su rejuvenecimiento facial que levantó numerosos comentarios en los medios dedicados al acontecer de las celebridades. Bullock dijo que el costoso tratamiento conocido como Pene facial recibido por ella, consiste en una limpieza especial y la aplicación de un suero identificado como EGF (Factor de Crecimiento Epidérmico en su traducción al español) que deriva de células progenitoras de fibroblasto humano tomadas del prepucio de un recién nacido coreano, que ayuda a generar colágeno y elastina.  Sin claridad sobre la especificidad coreana del prepucio infantil utilizado en el procedimiento, quizás por la abundancia de circuncisiones en ese país asiático, el detalle resulta inquietante. Lo que en principio pudiera ser una práctica no condenable en la utilización del tejido corporal proveniente de una operación que en nada infiere o afecta a la vida del donante, deja abierta muchas interrogantes acerca de lo que puede esconderse tras estos tratamientos. Cuestionamiento que tomó forma en la petición E-008961/201, dirigida en el 2011 a una Comisión del Parlamento Europeo encargada de dar respuesta a la solicitud escrita en sendos documentos (E 3552/03 y E 2644/07) donde se ponía atención en la dudosa integridad de las clínicas de células madres ucranianas. Las acusaciones tomaban como referencia un hospital de Kharkiv, donde se había denunciado abortos inducidos, uso de embriones, tráfico de órganos y experimentos con células madre. Señala la petición el hecho de que muchos ciudadanos de la Unión viajan al país europeo a fin de recibir tratamientos para enfermedades como el cáncer, esclerosis o Alzheimer con este tipo de células.

Aunque menos escabroso, queda el tema de la renuncia a la maternidad, un abuso denunciado por organizaciones que velan por los derechos de la mujer y la infancia. El programa Más desayunos de televisión española trasmitido en septiembre del 2018 presentó un fugaz debate sobre este asunto en la intervención de la filósofa Alicia Miyares, portavoz de la plataforma No somos vasijas. La invitada al programa conducido por Xavier Fortes señalaba entonces la manera en que estas redes médicas se apropian del cuerpo de las mujeres como si fueran incubadoras, convirtiendo la práctica de la gestación subrogada en una violación de sus derechos maternos.  

No son los únicos puntos alarmante y discutibles en esta mancomunidad de valores de las llamadas sociedades abiertas por los que se supone debemos aceptar costes de todo tipo, incluido el de la destrucción de nuestra civilización. La implantación de un sistema globalizado que acepte sin discusión los dictámenes de un gobierno mundial con inmensas prerrogativas de poder y control sin espacios para más libertades y derechos que la que ellos decidan, incluyendo los de expresión e información, invadiendo todos los aspectos de la vida nacional e individual, con pleno dominio sobre economías y destinos del planeta y sus habitantes, puede ser el fundamento de esos “valores” que se disputan en el escenario de guerra ucraniano. Valores cuya defensa se acredita Zelenski apelando a un cheque abierto al que deben aportar sin reparos aquellos que apuestan por ese nuevo orden y que han visualizado en el gobierno de Kiev al adalid de la cruzada globalista que todos tenemos que reverenciar genuflexos y agradecidos.    
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