El Príncipe traidor

El Príncipe traidor

1 year 4 months ago
#12462
Para alguien como yo, que ha visto en la monarquía constitucional británica la más admirable y perfecta organización política de la historia, por encima incluso de la democracia estadounidense, las recientes declaraciones del príncipe Harry —en un serial de Netflix, así como en entrevistas para la televisión y en la publicación de sus memorias, que llegan al mercado esta semana— no pueden juzgarse más que como un acto de deserción y de traición: la búsqueda desvergonzada de notoriedad y de dinero a cambio de echar lodo sobre la institución en la que nació y creció y a la que estaba obligado a ser leal por primordiales lazos de sangre y tradición.

El reiterado testimonio de autoconmiseración de este chico malcriado, en un mundo plagado de tantos problemas realmente graves, constituye una asquerosa y obscena distracción. Esa necesidad de justificar el abandono de sus deberes, al tiempo de acusar a la Casa Real de sus propios conflictos y flaquezas morales, es una muestra de injustificado egocentrismo, como si la familia que él ha constituido con la actriz Meghan Markle mereciera un respeto, una dedicación y una protección mayores que la encabezada por su padre como nuevo monarca del Reino Unido.

Alguien debería explicarle a este príncipe quejumbroso que esa familia de la que él ha querido distanciarse es la única credencial que valida su fama. De lo contrario, él no pasaría de ser, en el mejor de los casos, un señorito sin importancia cuyas historias nadie le prestaría atención ni merecerían el menor interés del público, y cuyas "memorias" ninguna editorial se habría avenido a publicar. El príncipe Harry se lo debe todo a esa familia y a sus valores contra la cual ha reaccionado como un ponzoñoso escorpión.

Él ha insistido, una y otra vez, en que debió priorizar, como cualquier buen burgués, la seguridad de su mujer y de sus hijos frente a los retos que le imponía la institución, sin darse cuenta, acaso, de que esa sola declaración lo desacredita y lo incapacita para la función para la que fue educado. La monarquía británica vive para servir a su pueblo y solo la prestación de ese servicio justifica su existencia. La institución es primero y es más importante que cualquier nexo familiar, por ella los reyes y sus hijos tendrían que estar dispuestos a dar la vida. De lo contrario resultaría superflua.

Cuando las bombas de la Alemania nazi llovían sobre Londres, algunos propusieron que las princesas Isabel y Margarita fueran enviadas a Canadá para ponerlas fuera de peligro. La respuesta de la reina (que en su medio siglo de viudez se le conocería como la Reina Madre) fue terminante: "Ellas no se irán sin mí, y yo no me iré sin el rey, y el rey nunca se irá". La familia entera había decidido correr la misma suerte que su pueblo, y esa decisión valiente y temeraria sirvió para legitimar su papel al frente del Estado hasta el presente.
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